viernes, 21 de noviembre de 2008

Se Oyó un ruido. Hernan vs. Nelson

De repente se oyó un ruido en la cubierta de un galeón español, los franceses e ingleses estaban asaltando Cartajena de Indias. Sergio, Blas de Lezo y yo fuimos al ataque, ayudamos a nuestros compatriotas con los cañones de proa y el costado de estribor y fuimos ganando la batalla hasta que el almirante inglés Nelson mandó más refuerzos. Llevábamos cinco días aguantando en el fuerte.

Pero..... ideamos un plan. Asaltaríamos dos barcos ingleses y un francés y los hundiríamos en la bocana del puerto.


Sergio dijo: - Tenemos que reforzar los castillos de las puntas.


Blas de Lezo propuso sacar la bandera blanca en señal de que nos rendíamos. Sergio y Blas de Lezo se van a la bocana del puerto con la bandera blanca. Mientras, Hernán y unos hombres se preparan con las escopetas, cuando encallan en los barcos hundidos.


Hernán dispara con sus hombres a los ingleses.

Llevábamos dos meses aguantando en los fuertes, éramos cinco mil y ahora somos mil cuatrocientos.


Nelson, el almirante inglés había avisado a Inglaterra, antes de la derrota inglesa creyendo que la victoria sería suya , pero perdió veinte barcos y ocho mil hombres. El rey inglés Andrés V, ordenó que esa derrota se borrase de los libros y que no la volvieran a oir más. En cambio, los españoles cada vez que veían a un inglés se "partían de risa" pero ahora se está empezando a hablar más de la verdadera historia.


Claro está, esta es inventada.

martes, 18 de noviembre de 2008

Odisea en la bahía

Salimos de puerto, el viento azotaba fuertemente. Ibamos bien hasta la punta del muelle. El viento se levanto con furia, estábamos haciendo una regata y no podíamos navegar. Una niña volcó, a otro se le salió la vela, paramos y volqué, nadie me ayudó.



Tuve que salir por mis propios medios. ¡La patada!, ya volcado y yo dentro, de la patad que le dí dio la vuelta.

-¡Increible!, dije yo mareado.

No sabía muy bien dónde estaba, seguí atontado o sin sentido, no lo sabía.



Pedí ayuda y me fueron a ayudar. Lo tenía todo empapado, no podía seguir.



Vi cómo sacaban todo, palos, velas, cabos, iba con otros tantos en la zodiac.



Pero me mareé, me mareé y seguía mareándome. hasta que llegó el momento en que vomité, poco pero vomité. Ibamos cinco en la zodiac, estaba llenísima.



Pero cuando volvimos para desmontar el barco fue fácil desmontarlo, con cada cosa en su sitio.



Hernán