Tuve que salir por mis propios medios. ¡La patada!, ya volcado y yo dentro, de la patad que le dí dio la vuelta.
-¡Increible!, dije yo mareado.
No sabía muy bien dónde estaba, seguí atontado o sin sentido, no lo sabía.
Pedí ayuda y me fueron a ayudar. Lo tenía todo empapado, no podía seguir.
Vi cómo sacaban todo, palos, velas, cabos, iba con otros tantos en la zodiac.
Pero me mareé, me mareé y seguía mareándome. hasta que llegó el momento en que vomité, poco pero vomité. Ibamos cinco en la zodiac, estaba llenísima.
Pero cuando volvimos para desmontar el barco fue fácil desmontarlo, con cada cosa en su sitio.
Hernán
2 comentarios:
En tu relato, que por cierto esta muy bien, no pones nada de lo que comiste ese día, espero que no mucho.
No obstante sabemos que al final vencerás los mareos, y tendremos a los mejores marineros: Hernán y Diego, que ya teneis nombres de marinos renombrados y antepasados vascos que fueron los mejores.
Y como dijo Calderón:
El mejor amigo, el mar;
la mejor limosna, el viento
Muchos besos
José Antonio y Nieves
muy diver
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